lunes, 10 de diciembre de 2012



Este romance, recogido de la red ,viene a explicar de forma ripiada el espiritu de Don Quijote que nos ha hecho ser capaces de las mejores gestas y los ridiculos más espantosos


UN PRISIONERO ESPAÑOL
 

Navegando a todo trapo
sobre las inquietas olas,
cruza el mar una galera
del pirata Barbagorda.
Terribles tiene el corsario
fama y prestigio en las costas,
pues según diz la leyenda,
a las mujeres hermosas
les hace con liviandad
la mayor de las deshonras :
las desnuda sobre un banco,
por los cabellos las toma,
y con la punta de un lápiz
les da en el oído y ¡sordas!
En un grupo de forzados
que le daban con pachorra
al remo, cierto español,
apuesto y de Zaragoza,
procuraba suavemente,
cual quien no quiere la cosa,
remar lo menos posible,
porque eso cansa las mollas.
El capitán, que le observa,
el gobernalle abandona,
atraviesa todo el puente
sonriendo con la boca
-porque por no ser muy culto
no aprendió con otra cosa-,
y sin quitarle de encima
al español la esclerótica,
se detiene pensativo
con las manos temblorosas :
una tocando el sextante,
y otra tocando la cofa.
y conste que tocar eso
no es acción indecorosa,
que hombres de muchas agallas,
cuando se tercia, lo tocan.
Dirigiéndose al forzado,
dijo el capitán: «Perdona,
¡oh joven! , si te interpelo,
mas eres la exacta copia
de un hijo que se me ha muerto
en Túnez de fiebre aftosa.
Alli tengo tres palacios
donde el agua canta o llora
en surtidores y fuentes,
según el viento que sopla;
tengo arrogantes caballos,
redes con aves canoras,
y lámparas por los techos
y por los suelos alfombras;
que uno, que es una hormiguita
 ya se las sabe todas,
tiene el riñón bien cubierto
por si al fin se arma la gorda.
Tendrás, si vienes, soldado,
un serrallo con cien moras,
que a nosotros -i Alá es grande! –
siempre las hembras nos sobran.
y nos unimos con ellas
a la luz y no a la sombra,
como lo hacéis los cristianos
llamándolas querindongas.
Podrás leer libros raros,
podrás vestir a la moda,
podrás comer a la epístola,
vulgo carta, ricas cosas.
Resumiendo, que tendrás
buena cama y buena bolsa,
porque la renta "per cápita"
allí ni inquieta ni asombra.
Si quieres considerarme
como un padre desde ahora,
ven a mis brazos, soldado,
que lo vas a pasar bomba.»
El español, con orgullo,
así contesta y razona:
«Ni puedo ser hijo tuyo
ni lo consiente mi honra,
pues nací de don Juan Méndez,
Adelantado de Córdoba,
que tanto se adelantó,
que llegó hasta Tarragona,
se cayó en el Mare Nostrum
y se puso hecho una sopa.
Mis padres visten de negro,
negra es su figura airosa,
menos esa servilleta
rizada, que llaman gola.
Según dicen mis mentores,
el lujo, el tren y la pompa,
si a la carne dan gustito,
al espíritu joroban.
El mundo es valle de lágrimas
y no juerga o merendola,
y eso que me ofreces, moro,
casi es Sodoma y Gomorra.
Guárdate, pues, tus tapices
y el surtido de señoras,
que con altivez prefiero
mis prisiones y mi argolla,
pues soy español, y aguardo
que hará, porque es mi patrona,
a mi salud un milagro
la Virgen de Covadonga.»
y dando la espalda al moro,
se fue a pasar hambre y roña,
soberbio, altivo, orgulloso,
español y gilipollas.

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