jueves, 25 de diciembre de 2008


ANECDOTARIO MALAGUEÑO

 
EL PUENTE DE LOS ALEMANES
El puente de Santo Domingo se conoce popularmente como de los Alemanes. Este puente de estructura metálica, que une el Pasillo de Santa Isabel con Santo Domingo, es fruto de la gratitud de la colonia alemana a la ciudad de Málaga, según indica la placa que cuelga en la pasarela de hierro peatonal: "Alemania donó a Málaga este puente agradecida al heroico auxilio que la ciudad prestó a los náufragos de la fragata de guerra Gneisenau"
.Los hechos sucedieron el 18 de diciembre de 1900. La fragata alemana Gneisenau se estrelló contra la escollera del puerto a causa del temporal. Numerosos malagueños se lanzaron al agua para socorrer a los marineros alemanes, lo cual le costó la vida a muchos de ellos. Este hecho le valió a Málaga el título de Muy Hospitalaria que figura en su escudo.
Bien , hasta aquí la anécdota muy emotiva que ilustra el valor y solidaridad de nuestro pueblo, pero lo mismo que se echó al agua para salvar a los marineros, también supo sacarle el chiste al asunto y fue tal como os relato a continuación.
Los supervivientes de la fragata, decidieron celebrar una misa en memoria de sus compañeros fallecidos, y al salir de la catedral camino de la Plaza de la Marina, iban comentando la actitud heroica del capitán del barco que prefirió hundirse con su navío a ser salvado. Cual no sería su sorpresa, al ver al capitán tranquilamente sentado en el café Solymar
_¿Pero…mi capitán, Vd. no se ahogó con el barco?
_!No, qué va¡
_ ¡Pero si nosotros le vimos quedarse en el barco casi hundido.¡
_Sí, pero cuando el agua rebasó la cubierta, me subi al castillo de popa, y cuando llegó allí el agua, nadé hasta la base del palo mayor y desde allí, subí al palo, y una vez llegué al final del Palo, me dije : ! hombre, ya que estoy aquí, voy a tomar el 11 y me tomo un cafelillo en Solymar ¡.

 
LA INUNDACIÓN DEL AÑO 1907.
Málaga, es por su orografía, como un gran anfiteatro, en el que las gradas superiores, son los denominados Montes de Málaga. Estos montes, son los responsables de que Málaga, goce de su extraordinario clima, ya que hacen las veces de una muralla que impide que los vientos del norte, lleguen a nuestra ciudad, pero también son los responsables de las múltiples inundaciones que hemos padecido a lo largo de los años, por las aguas que aportan en épocas de lluvias torrenciales al Guadalmedina.
Parece ser que una de las mayores que hemos padecido, fue la del año 1907, en la que las aguas alcanzaron unos niveles alarmantes, Dicen que quedó todo Ciudad Jardín anegado, pues las aguas desbordaron los muros del encauzamiento del Guadalmedina, y aquí viene la parte chusca del asunto, que este pueblo, sabe sacar aun en las peores tragedias.
Cuentan los viejos del lugar, que una señora de Ciudad Jardín, que andaba afanada achicando el agua de su vivienda, recibió una llamada telefónica:
-¡Digamé?
-Señora, tiene que abandonar su casa lo más rapidamnete posible, pue las aguas pueden alcanzar una altura de más de tres metros.
-¿Si? Pero…¿con quín hablo?
-Con un besugo que ha subido desde la Malagueta.

 

OTROS VARIOPINTOS PERSONAJES.


Existían en la Málaga de los sesenta, setenta, y al principio de los ochentas, una serie de personajes la mar de extraños y variopintos. Casi todos, como el reseñado Matías, parroquianos del pabellón 21 del Hospital Civil, (Psiquiátrico) que pululaban por los barrios periféricos de la capital, y así, tenemos al:
El Lenguas llamado así por su vocabulario, escaso pero riquísimo en expresiones escabrosas.
Mariquilla La Loca asidua del barrio de la Victoria, iba con un limpio delantal blanco, sobre ropas generalmente negras, y portando un canastillo lleno de piedras, las cuales solía arrojar a los chiquillos , pero hay que decir en honor de la verdad, que solo se las tiraba a los que la insultaban. Tenía una endiablada puntería, y más de uno, resultó descalabrado. Hay que resaltar, que el apedreado, se guardaba muy mucho de comentar a sus padres que la agresora era Mariquilla, ya que se podía ganar una buena paliza por parte de sus progenitores.
El siete flechas o siete fechas; su lugar de operación, era la entrada principal del Hospital Civil, en la cual regulaba el tráfico con más buena voluntad que acierto, para desesperación de los conductores que pasaban por el lugar y sorprendidos, intentaban seguir sus señales de circulación. Su jornada laboral, terminaba cuando el personal del 21 lo retiraba de la circulación, lo que era bastante frecuente.
La Rita y su inseparable hermano, andaban por Málaga sonriendo y siendo saludados por todos, jamás les vi pedir una limosna aunque si se la dabas, no la rechazaban.
El Guitas, El España querida, El Puto Pedro, y tantos otros, entrañables personajes que pululaban por nuestra querida ciudad intentando sobrevivir en años más que difíciles, sin molestar ni ser molestados y que nos movían a unos a pena y a otros a risa, pero que estaban allí, y eran en cierto modo, parte de nuestra anodina existencia.
En la actualidad, uno de los personajes más populares, es el MOCITO FELIZ simpático vendedor de loterias o ciegos, que ha actuado en diversos festivales y salas de fiestas, y que posee la rara habilidad de colarse en cualquier entrevista que se le haga a cualquier famoso, y que él esté presente.Es un extraordinario chupa camaras.
con sus pupurri de canciones te "partes el culo " de risa.


PERSONAJES MALAGUEÑOS
De los innumerables tipos típicos que Málaga ha alumbrado en las décadas de los cuarenta a los sesentas del pasado siglo, uno de los más nombrados por los papeles de la época era sin duda alguna el famoso Matías.
Matías, era un popular personaje internando en el Psiquiátrico del Hospital Civil, totalmente pacífico, y dotado de una gran oratoria.
Era bajo, cetrino, y se adornaba con un gran mostacho cano, que de vez en cuando atusaba con elegancia. Su indumentaria eran trajes de regular factura, pero invariablemente blanco o negro y tocado siempre con un sombrero de ala ancha. Completaba su indumentaria con una flor en la solapa, creo que clavel, pero de cuyo color no conservo el menor recuerdo.
Histriónico, de ademanes ampulosos y dotado de un singular ingenio, este personaje se solía pasear en un coche de caballos desde el que de pié, se dirigía a las gentes que se arremolinaba a su alrededor, soltándoles largas parrafadas; a veces de una nitidez extraordinaria, otras jocosas y algunas inconexas y carentes de sentido.
Comenzaba sus charlas con un sonoro: ¡Y dice Matías¡ seguido de un fuerte zapatazo dado sobre el suelo del coche de caballos, al cual a veces las gentes coreaba con un ¡olé¡
Decían de él, que era de familia acaudalada, lo que podía explicar el dispendio del medio de transporte.
El siguiente poema, ilustra de alguna manera la forma de ser y ocurrencias del mencionado Matías,
I
¡Y dice Matías¡…(dando un zapatazo)
Con las tonterías que dicen hoy día
los que no están locos
puede que se llenen cinco mil capazos.
¿Os parecen pocos?.
¡Y dice Matías¡…(otro zapatazo
mirando insolente a la balconada)
Niña… ¿tiés un alfiler?
échalo a mis pies, pinchao en un bollo
pa que no se pierda ni oxide,
que es mala la herrumbre.
Y a la muchedumbre
que poquito apoco se va congregando
junto al coche caballo
desde el que Matías ,de pié, va largando
su palabrería,
le pregunta con zalamería:
¿Alguno de Vds. me pude decir,
que ha pasado aquí esta madrugada…
entre tres y cuatro para ser exacto?
¡quién lo sepa, lo diga ipso facto¡
Por supuesto que nadie contesta
temiendo ser blanco de una cuchufleta.
Y Matías escruta a las gentes
con mirada inquieta,
temeroso de que alguien conteste.
Tras la tensa espera
les espeta con voz altanera:
Señores señoras ¿pues qué va a pasar?
pues paso…!!Una hora¡¡
II
Entonces, Matías, se sienta,
se atusa el mostacho
y al cochero le dice ¡Muchacho¡
dile al caballito que sea diligente
y me lleve al Civil, que soy residente,
es decir duermo y como allí;
y hoy es la pitanza bastante apañá
porque toca puchero y pringá.
Y por la carrera, dile tú al caballo
que es el que nos lleva,
que no se preocupe
que para ello ,tengo quién se ocupe,
y si se le olvida, tú se lo recuerdas
y que él me lo pida, ¡ pero sin fatiga¡.
III
Cuando el coche se aleja,
y la gente, se va dispersando
muy poquito a poco
me quedé pensando:
(creo que fue así como lo recuerdo)
: Dios mío, si así son los locos,
¿cómo son los cuerdos?
Málaga 2/12/08 Andrés Fernández


DE COSAS CASOS Y COSTUMBRES MALACITANAS

 
Un servidor, sin menospreciar a nadie, es malagueño por la gracia de Dios. Malagueño, no malaguita ; malacitano o a lo sumo, boquerón. Y ello, da una indeleble impronta, porque verán Vds., en Málaga todos somos Jefes, maestros, y artistas (rama dibujo o bordado)….pero a la vez.
No es que unos seamos jefes, otros artistas, otros maestros…¡no, no! Todos somos esas cosas a la vez; me explico:
Uno está en la parada del autobús, se te acerca un paisano que a lo mejor te espeta:
-Jefe,¿ ha pasao ya el 17? Y tú le contestas si o no pero de la siguiente manera:
-No, maestro.
Ahora, encargas a un chapucero que te haga un trabajo, y al margen de la calidad del trabajo hecho, una vez terminado, la inefable aclaración, es la siguiente:
-Jefe esto m'ha salio bordao, ( o dibujao).
Es curioso, pero lo de maestro, suele usarse en tono de reproche, o advertencia, aunque no siempre; veamos algunos ejemplos:
¡Maestro, tenga Vd cuidiao porque ya van dos pisotones en el mismo deo y en el mismo pié¡
¡Cuidiao, maestro¡
¡Ande va Vd, maestro¡ ¿ no ve que por ahí s`pué escoñá?
¡Maestroooo, qué yastá bien ¡ ¿no?.
El jefe, es otra cosa; el jefe es interrogativo, informativo o explicativo:
Jefe,¿tié Vd hora?
Jefe, está Vd equivocao.
No me he olvidao, jefe.
Hay que hacer notar, que ambos modismos, son de cortesía; siempre van acompañados por el Vd., o bien lo llevan implícitos. Estas expresiones, son propias de la gente mayor, es decir los que pasan de los cuarenta y pico.
El lenguaje coloquial del joven malagueño, era alucinante, y digo era, porque loa nuevas generaciones se van inclinando hacia un lenguaje más tipo friki influenciado por las nuevas tecnologías, pero aun así, quedan muchas reminiscencias del lenguaje coloquio-popular malacitano.
Para el joven malagueño, el compañero, es ante todo el colega al que aprecia si me apuran más que a los viejos (padres) y a la chorba (novia); su apelación es vieoooooo. Canihooooo y raro es no verlo complementado con lo de "que hio puta eres,vieooo".
Hay que hacer notar, que en Málaga, lo de hijo puta, es variable como el viento de Levante.
Te pueden decir hijo puta …!de cariño, así, como suena¡ .Veamos una alocución donde la dichosa frase, tenga esa connotación.
-Vieooo m'a comprao el viejo un bugui opel de puta madre.
-Joe colega:¡ qué suerte tienes, hio puta¡.

 
Pero ojo, también puede significar lo que significa en todos los sitios, un insulto a los que tan solo se puede responder con la agresión; y en este caso, la frontera del insulto o de la amigable frase, solo está en la entonación, y en el contexto de la conversación.
La costumbre del "hio puta" por todo y para todo, gracias a Dios, va paulatinamente cayendo en desuso.
Bueno, pues veamos, como es en la actualidad el genuino joven malagueño, salvo error u omisión, porque también, tenemos pijos lo que merecerá en su tiempo un capítulo aparte:

 
El malagueño no te llama por teléfono, te da toques pa' que lo llames.
El malagueño no saluda, te dice "¿Qué pasa, tío?"
El malagueño no se cae, se mete un ostión .
El malagueño no se enamora, se queda pillao.
El malagueño no trata de convencerte, te raya.
El malagueño no concierta una cita con sus amistades, queda con los mataos de los colegas.
El malagueño no es valiente, tiene Webos.
El malagueño no se va de tapas, se va a picotear.
El malagueño no se lanza, se embala.
El malagueño no bebe mucho, se pone ciego como un piojo.
El malagueño no tiene prejuicios, sólo odia a los sevillanos.
El malagueño no es que no entienda, es que no lo pilla.
El malagueño no va al Carrefour, va al Pryca.
El malagueño no te da la espalda, te manda a tomar por culo.
El malagueño no te llama la atención: ….niñoooooooooo me cagon toooo.
El malagueño no se inmuta, ¡La virgen!.
El malagueño no acaricia, soba.
El malagueño no molesta, da el coñazo.
El malagueño no pasa la noche en vela, se va al s´candalo.
El malagueño no bebe cerveza, se toma una San Miguel que pa eso es de Málaga y donde, va triunfa!!!
El malagueño no se alimenta: se ceba a base de picoteo.
El malagueño no te golpea: te suelta una ostia.
El malagueño no trabaja:
Curra.
El malagueño no hace el botellón:Se va a la Plaza de la Merced
El malagueño no se impresiona:Flipa en colores
El malagueño no tiene ganas de hacer pis:S'esta meando
El malagueño no corre a toda velocidad:Sale to follao
El malagueño no se va de un sitio: se las pira
El malagueño no duerme: se queda frito
El malagueño no se rie a carcajadas: se parte el culo
El malagueño no es un macarra:es de la Palma-Palmilla,
El malagueño no pide que lo lleven:pide que lo alarguen
El malagueño no es un presuntuoso:es un flipao
El malagueño no coge el autobús: simplemente tira de colegas con coche
El malagueño no es buen tipo :es buena gente
El malagueño no falta a clase:se va de piarda
El malagueño no es un tipo tranquilo: es un empanao
El malagueño no hace algo mal:la caga
El malagueño no habla claro :te lo dice to a la puta cara
El malagueño no tiene grito de guerra solo dice Sevillano el que no bote eeeh eeeh eeeh
El malagueño no toma un café : se echa un cafelillo
El malagueño no está cansado:está Guarnio
El malagueño no tiene estrés:está quemao
El malagueño no ve a una chica fea: ve un cayo mal parío
El malagueño no desayuna :se toma un colacaito
El malagueño no se enfada: se mosquea .

 
Sé, que hay muchas más palabras y sobre todo modismos que no se recogen en este apartado, pero si alguno de los hipotéticos lectores quiere aportar otras nuevas o que no
estén recogidas, al final del blogg podrán aportarla y hacer los comentarios que estimen pertinentes

 

DE LA MUERTE

Siempre me ha parecido una buena praxis eso de empezar por el principio, por lo tanto, empezaré por la muerte, que no es ni más ni menos que el principio de la otra vida, que bien en el cielo o en el infierno o en la nada, es eterna.
Esto de la otra vida o lo que sea, debe de ser una cosa bastante seria, porque… ¿han visto a alguien que entre en ella sonriendo? ¡Hasta los que mueren de risa (si alguna vez los hubo) lo hacen con un careto…
Ello nos hace pensar que hay que cambiar un poco la solemnidad y tristeza de un acto que al fin y al cabo todos tenemos que interpretar, aunque nadie acepte el papel de buen grado.
Por eso, hoy les traigo a estas páginas algunas costumbres, anécdotas y poemillas que desmitifican un poco, en clave de humor, esa situación a la que todos con más o menos ganas hemos de llegar.
Quiero empezar por unos versos, atribuidos erróneamente a Antonio Machado, y que Jaime Campmany en el ABC, desmiente, atribuyéndoselos a Mariano Povedano , periodista y cachondo poeta de los años de la post guerra. Dice de él, don Jaime, que" cojeaba al caminar, torcía un poco los ojos hacia la izquierda, es decir contra el Gobierno, y era bastante sordo; aunque de los sordos no hay que fiarse ya que oyen lo que quieren oír, pero era un tipo afectuoso y agradable".Dice así:
Se diga lo que se diga,
qué bonito es un entierro,
con sus caballitos blancos
y sus caballitos negros,
con su cajita de pino,
y su muertecito dentro,
con su cochero borracho
y "to" el acompañamiento.
Trincando el de la manguilla,*
trincando el Ayuntamiento,
trincando el sepulturero,
y esperando pa trincar
Hacienda a los herederos.
Se diga lo que se diga,
Qué bonito es un entierro.
*manguilla, escribiente municipal, que reinaba con absoluto poder en el cuchitril que había a la entrada de San Miguel, que llevaba el registro de fallecidos, asignaba nichos, y horas de sepelio y al que se había institucionalizado soltar una propinilla, para recibir un trato de favor. Solía llevar unos manguitos, característicos de los escribientes administrativos de la época.
Bien , no se si les habrá gustado o no, el poemilla, pero retrata casi como una imagen especular, lo que en Málaga, fue , en la primera mitad y parte de la segunda del siglo pasado, los entierros.
Eran más que un acto religioso un acto social no exento a veces de cierto recochineo macabro.
Se acostumbraba acompañar al fallecido, desde su domicilio al camposanto, que en aquellos tiempos era el cementerio de San Miguel, para el centro y zona oriental de la capital, y el de San Rafael (denominado El batatá ) para la zona occidental. Yo vivía por entonces en las Lagunillas, calle de obligado paso para muchos cortejos.
El féretro, era portado en una carroza fúnebre más o menos lujosa, según la posición económica de los deudos del muerto, tirado por dos o cuatro caballos tocados por unos enormes y vistosos penachos de plumas: blancas para el entierro de los niños y negras para los adultos.
Era digno de ver el cochero , con frac y chistera , negro como ala de cuervo y sentado muy erguido en el pescante.
Inmediatamente detrás del coche y en una o más filas que ocupaban todo el ancho de la calle, iban los dolientes y familiares más allegados del fallecido; en las filas siguientes, los amigos personales y así sucesivamente ,ordenados en grado de parentesco de amistad y de afinidad laboral, relegándose a las ultimas filas, los asistentes de puro compromiso (empleados, conocidos de los familiares, etc) y sobre todo, los que asistían para disfrutar de media jornada de asueto, porque la asistencia a los entierros, era, en esa época, como un derecho laboral.
En estas filas es donde la tristeza del momento andaba bastante relajada y no era nada de extrañar que algunos de estos asistentes, fueran un poco bebidos, pues las libaciones
en las distintas tabernas del recorrido, eran comunes y frecuente, por eso de "ahogar la pena".
El acusado contraste entre el empaque, seriedad y solemne tristeza de los componentes de la primera fila y el jolgorio y en el mejor de los casos animados charlas de los de las últimas, se veía acentuado por el intercambio de saludos entre los peatones y algunos de los acompañantes conocidos de aquellos.
Esta manera de honrar a los fallecidos, vino a dar en algunas ocasiones, con episodios bastantes chuscos. Recuerdo un par de ellos, que les paso a relatar:
Se cuenta, que en uno de estos cortejos, al iniciar la carrera de Capuchinos, no se sabe por qué causa uno de los caballos, inició un vivo trote arrastrando al otro, lo que provocó pese a los esfuerzos del cochero, que la carroza adquiriera una considerable velocidad, obligando a los dolientes y acompañamiento a salir pitando detrás de ella.
La otra configuró escenas dignas de alguno de los mejores filmes de Buñuel. El fallecido, vivía en la calle Cobertizo del Conde del malagueño barrio de la Cruz Verde. El día, amenazaba lluvia, y el cochero, prudentemente, protegió a los caballos con un hule protector, por supuesto de color negro.
Se inició el cortejo, y apenas recorrido unos trescientos metros, a la altura de La Campana de la calle Lagunillas, cayó una tromba de agua de las que eran frecuentes en estas latitudes. Decidió el cochero, parar la comitiva y puesto que los caballos estaban guarecidos con el hule y el muerto con su caja, de un salto paso del pescante a la Campana provocando la desbandada general del acompañamiento que fue a guarecerse en los portales, bares y tabernas de las cercanías.
Todos buscaron refugio, excepto los dolientes de la primera fila, que de riguroso luto y cobijados bajos sus negros paraguas, aguantaron estoicamente erguidos el afortunadamente breve chaparrón.
Otras de las rancias costumbres relacionadas con la Parca, eran los pésames. Los había de todas las formas y situaciones: en la sala de duelo, en el domicilio del difunto, en la iglesia aprovechando la misa que generalmente pasado unos días se le hacia al fallecido etc. etc.
Generalmente, se solía hacer en la sala de duelo de los cementerios, una sala habilitada para tales eventos, rectangular, con una puerta de entrada y otra de salida y una gran mesa alargada situada en el centro. Una vez inhumado el cadáver, los dolientes se situaban tras la mesa de la sala de duelos; los acompañantes, se colocaban en una ordenada y silenciosa fila e iban entrando uno a uno por una puerta y o bien daban la mano al principal doliente o a varios o bien cumplían con una leve inclinación de cabeza al pasar frente al doliente o los dolientes y salían por la otra puerta, pero todos hacían lo mismo, o bien daban la mano o inclinaban la cabeza…¿qué o quién decidía si se hacía la inclinación de cabeza, o se daba la mano a los dolientes? Este misterio, me fue aclarado ya hace tiempo por mi padre, que era , por su trabajo muy conocido en la ciudad amén de ser de Acción Católica, lo que tanto por conocimiento, como por cumplir la obra de caridad de enterrar a los muertos pocos eran los entierros que se le escapaban.
Me contó que el darle la mano a los dolientes o la inclinación de cabeza, era potestad del primero de la fila del pésame, y como todos los demás hacían lo que el de delante…
También me comentó, que conforme la fila iba pasando, el o los dolientes cada vez ponían más cara de estupor, y ello, era debido a que no conocían a la mitad de los que les daban el pésame, porque ya se sabe , la mitad eran amigos de familiares de conocidos del doliente .
Ya en tiempos más cercanos y en los tanatorios de San Gabriel (Parcemasa), me ocurrió a mi un incidente que hizo estallar en carcajadas a todos los presentes, dolientes o no. Veréis:
Fui a dar un pésame a la viuda de un familiar que a su vez era familiar mío; Yo, con mi mejor buena fe, estreché la mano de la pobre mujer, al tiempo que le expresaba mi mas sentido pésame. La señora, no cesaba de llorar, y yo de apretarle más la mano diciéndole que tuviera resignación .Así estuvimos algunos minutos, hasta que la buena mujer desesperada me grito:
_ ¡ Qué resignación ni na,¡ déjeme Vd de apretar la mano porque tengo una herida entre los dedos y me está haciendo la puñeta con el anillo dichoso…
Mas volvamos a los tiempos de Maricastañas, para hablar ahora del duelo a domicilio que era el que se hacía en el del finado, con el consiguiente pésame a su familia.
Como en el entierro, aquí, también se clasificaban los duelos con arreglo al nivel económico del palmante por lo que se estilaba el duelo de piso, y el de, corralón .
Un servidor que ha vivido ambos, puede asegurar sin asomo de duda, que el más entrañable y gratificante, era el de corralón, amén del más numeroso, porque el 80% de la población, vivía en los corralones , casa de vecinos de uno o dos pisos, en habitaciones dispuestas alrededor de un patio central, y con servicios comunes, como el agua y los sanitarios.
En estos duelos, los vecinos se volcaban en atender a los asistentes , y nunca faltaba una silla y una tacita de caldo del puchero . Los dolientes y más allegados, estaban alrededor del muerto quizás en la única habitación que disponían.
El pésame, se reducía por tanto, a una breve entrada en el cuarto donde estaba el fallecido, un socorrido:" lo siento" al familiar más cercano, e inmediatamente ocupar plaza en el patio o corredor, esperando con ilusión la inmejorable tacita de caldo, que además de entonar, era quizás el único alimento que tomaba ese día el pesimista (será participio activo de dar el pésame), debido a la "generalísima" hambruna que padecía el pueblo llano ( el pueblo de los montes, pasaba menos hambre, ellos incluso ahora ,siempre han comido mejor), y así, en amena charla, y esperando repetir otro caldito, se pasaba el tiempo volando, hasta la hora de salir a pasea con el difunto.
¡Ah. el de los pisos…Aquí era otra cosa: de entrada, no te daban ni agua y después de darle el visto bueno al muerto ,lo más probable es que te tuvieras que ir al descansillo porque todas las sillas de la casa (que eran seis) estaban ocupadas y con una lista de espera mayor que la del SAS. Además el ambiente del piso, no ayudaba mucho a la permanencia al lado del muerto, ya que el permanente siseo de las enlutadas damas, acompañadas del monótono rezo del rosario, solía poner a los más templados los nervios como escarpias .
En estas casas, la mortuoria decoración cantaba a las claras las posibilidades de los deudos, las más pudientes colgaban en el salón toda suerte de crespones y negros colgajos, y ello unido a que ventanas y cortinas estaban cerradas y corridas a pruebas de terral, vestían a la habitación mortuoria en tan oscura tristeza, que si el muerto no estuviera iluminado por los cuatro velones, caías encima de él , a menos que anduvieras un par de pasos.
La tertulia se hacía en el descansillo y la escalera del bloque, con la consiguiente alegría del portero que tenía que recoger posteriormente las colillas .
Fue sin duda uno de estos duelos, el que inspiró el poemilla que a continuación transcribo, y cuyo autor desconozco:
Con lo que más me divierto,
es contemplando a mis anchas
de cuerpo presente un muerto.
Entro en la casa, pregunto,
atravieso el corredor,
y allá en el fondo , el difunto.
Muy serio y endomingado,
con su carita de cera
y sus ojitos cerrados .
Y me acerco despacito
y cuando llego a su "lao"
le digo en un susurrito:
¡A jorobarse, compare
y si no, no haber palmao¡
¿Y el pésame?...! casi ná ¡
Voy y le digo a la viuda:
No somos nadie … ¡y ya está¡
Que nadie niegue que es cierto
que se mola contemplando
de cuerpo presente un muerto.
¡ Qué diferencia con los duelos y entierros de hoy en día¡
Para empezar, en sus casa sólo se mueren los despistados que olvidan que para diñarlas de un modo seguro, rápido y silencioso, está el Servicio de Salud .
Si se te muere alguien en el hospital, y no andas al aliquindoi, de seguro que pierdes el muerto, ya que a poco que tardes en ir a por el, ya te lo han facturado para Parcemasa y allí, con suerte te dicen que está en la sala X y cuando llegas , lo único que ves es una caja de muerto tras un cristal, pero…¿estás seguro de que el muerto que hay dentro, es el tuyo?…
Pero es más , aunque no pierdas de vista tu muerto desde el traslado del centro hospitalario al Camposanto ,allí , ya te puedes despedir de él, pues se lo llevan al Centro de Control, y allí… ¡vete tu a saber! .
Se ha perdido la calidez del pésame y acompañamiento ,ya no hay caldillo, y cuando vas a dar un pésame, el familiar de turno, se explaya contándote con pelos y señales el progreso de la enfermedad que le ha provocado la muerte…!cómo si tú fueras el forense¡.
Si te unes a un corrillo para charlar, parece que te están esperando porque a los pocos minutos, surge la inevitable pregunta ¿Vamos a tomar un café?.Lo más probable es que toque pagar el de 4 o5, porque ellos ya han pagado los anteriores que se han tomado y tú no estabas .
Ahora la inefable duda es la siguiente:¿Qué hacemos con el muerto; enterrarlo o incinerarlo?
En las funerarias, cuando te hacen la consabida pregunta, tú por pudor, nunca preguntas qué método es el más barato. Aunque no todo el mundo es igual de pudoroso; yo se de uno al que al ofrecerle ambas opciones, contestó con un vehemente : ¡me da igual, …con tal de que no resucite¡ .
En esto, hay diversidad de opiniones, hay quién prefiere el método tradicional y así todos los primeros de Noviembre, portando un nauseabundo ramos de crisantemos ,colapsa las entradas y salidas de los cementerios .Y está el progresista, que además de ahorrarse una pasta gansa, ya que a todas luces es más barato la incineración que el enterramiento, opta por quemar al ser más o menos querido, y así, al cabo de un par de
días, le entregan en un ánfora inequívocamente funeraria, por lo fea que es entre otras cosas, las cenizas de su muerto. Empieza en este momento la aventura de donde depositar lo que del muerto queda, y para los que no han comprado columbario ( ¿tendrá esto algo que ver con las palomas ,que en latín es columba ? ) queda la más económica opción del aventar las cenizas en el campo el mar o los ríos.
En el campo, por ahora, no hay problemas de aventar al muerto.
En los ríos, los Ayuntamientos están empezando a poner pegas por eso de la contaminación por que ya se sabe que las cenizas de los muertos, contaminan una barbaridad, y los peces no digieren con facilidad los restos de un señor, al que no han conocido de nada ni para nada.
En el mar aún no hay nada legislado que lo impida, no obstante hay que tener unas ligeras nociones de náutica para aventar las cenizas con cierta seguridad; me explico:
Si el viento arrecia, por poco que sea, hay que situarse siempre a barlovento, es decir en la parte de donde viene el viento, para que este ayude a zambullirse al muerto sin dificultad. Si te sitúas a sotavento, se te desparrama el muerto por todo el paseo marítimo lo que supone que será eternamente pisoteado por los miles de fanáticos del footing .
Se me viene , en este punto a la memoria, lo que me contó un entrañable amigo mío, que por ser buena gente, se encargó de arrojar las cenizas de su suegrastra (madrastra de su esposa) al mar.
La tal señora, no destacó por el cariño que tuvo en vida a sus hijastros, por lo que cuando las diñó, todos en pago a tal afecto, pasaron olímpicamente de ella .El buen corazón de mi amigo, le impelió a arrojar , no sé si por deseo de la muerta o por común acuerdo de los deudos , las cenizas al mar.
Se situó mi amigo a sotavento. Destapó la urna y sin ni siquiera intentar aventar las cenizas, un golpe de viento se las derramó encima .Quedó anonadado mi colega, ante tal punto, que a pesar de su comedimiento, no pudo dejar de exclamar:
¡Qué asco, con lo mala que era, y se me echa encima¡.
Cierro este tema, con el convencimiento de que queda aún mucha tela por cortar, pero el espacio y el tiempo, me obligan a dar carpetazo a tan macabro y mortuorio asunto, no sin antes indicar a los lectores que quieran profundizar en el tema la siguiente bibliografía:
Para el SAS, nadie es inmortal .-Dr.Juan Carnicero. -Editorial Pacuervo.
Medio muerto nada más .- J.J Boniato . -Editorial Ceniza
No hay muerto que valga un chavo .-J.A.Sepulcro -Edt.Malaespina
Memorias del otro barrio .-Luis Mortes -Edt.-Samuerto
La muerte muerta .-J-J Boniato .-Edt.-Ceniza
Nota Final.-Si algunos de los hipotéticos lectores, quiere aportar alguna anécdota o vivencias (este no es el sitio apropiado, pero…en fin) recuerdos o lo que le venga en gana relativo al tema, lo puede poner en el apartado "Comentarios" o contactar conmigo via E-.Mail, a :
anferin@gmail.com



DE CACHONDIBUS LITERAE MALACITANA

PRESENTACION

 

Me llamo Andrés Fernández Sánchez, nací en Málaga por la gracia de Dios en el 1942, por lo cual , el posible lector puede hacer la cuenta de la edad que tengo, y artrosis de cadera lo que me ha obligado a mantener una cierta inactividad, por lo que me he decidido a iniciar esta aventura de contar mis anécdotas, pensamientos, inquietudes, y demás zarandajas, junto con una recopilación de nuestra literatura jocosa, o humorística, que es mucha y de muy buena calidad.
De mí , puedo contar que he pasado 6 años de mi vida en un convento, otros 7 en el Ejercito y 40 en la Compañía Telefónica de España.
En el convento, entre otros hice votos de obediencia , en la mili, aprendí que el que obedece no se equivoca y en los cuarenta años de servicio en la Telefónica, comprobé que la equivocación es inherente al ser humano
Estoy casado ,tengo dos hijos, y por aquello de que un hombre no está plenamente realizado hasta que no tenga un hijo, plante un árbol y escriba un libro, hice las tres cosas con regular fortuna ; pues el  árbol, agarró y hoy da una desaprovechada sombra; el libro, no me lo publicaron, lo que da idea del acierto de nuestros editores, ya que era y es una soberana birria, y los hijos… bueno, no me puedo quejar, porque aun no me han agredido, lo que hay que agradecer dado los tiempos que corren.
No sé quien dijo, que el hombre soltero, es un hombre incompleto, yo, soy casado, por lo que soy un hombre totalmente acabado.
Y no hay más que contar.
Con el convencimiento de que lo contado, a la mayoría de Vds. les importa un pimiento, sin más preámbulos ni dilaciones, entramos en tema.